Discurso dado por alguien a quien admiro mucho por su amplia sabiduría del Evangelio de Jesucristo, que en este discurso nos enseña y fortalece grandes verdades, Bruce R. McConkie :
La salvación es un asunto de familia. Todos somos miembros de la familia
de Dios el Eterno Padre; somos sus hijos espirituales. Vivimos con El en
la unidad familiar antes de que el mundo fuese. En uno de nuestros hermosos himnos doctrinales cantamos:
"¿Hay en cielos padres solos?Cuando aún morábamos en su presencia, nuestro Padre exaltado y eterno ordenó el plan de salvación, el cual nos permitiría avanzar y progresar para llegar a ser como El. Es te plan del evangelio ofrecía a todos los hijos de Dios el privilegio de una prueba mortal y la esperanza de vida eterna. Se nos hizo la promesa de que mediante la expiación de Cristo seríamos levantados en inmortalidad, y que si obedecíamos las leyes y ordenanzas del evangelio ganaríamos la vida eterna.
Niega la razón así
La verdad eterna muestra
Madre hay también allí.
Sí, después que ya acabe
Cuanto haya que hacer
Dadme vuestra santa venia,
Con vosotros a morar.
(Himnos de Sión, núm. 208)
Vida eterna es el nombre de la clase de vida que Dios nuestro Padre eterno vive. La vida eterna es la vida de Dios, y ésta es la vida eterna. Por tanto, si la obtenemos, será porque avanzamos y progresamos y llegamos a ser como El. Si hemos de llegar a ser como nuestro Padre Eterno, debemos ser inmortales
como El; debemos ganar el carácter, perfecciones y atributos que El posee; debemos lograr el poder, la gloria y el dominio que El goza; y debemos crear para nosotros mismos unidades familiares eternas siguiendo el modelo de su familia eterna.
Ese evangelio que El ha restaurado en esta dispensación es un evangelio de vida eterna; es el mismo sistema de salvación que poseyeron todos los profetas y todos los santos de dispensaciones pasadas. Se compone de esas leyes y poderes mediante los cuales podemos llegar a ser perfectos, así como nuestro Padre Celestial es perfecto; mediante los cuales podemos crear, perfeccionar y perpetuar nuestras propias unidades familiares eternas.
La obra grandiosa de Dios nuestro Padre fue la creación; El nos creó, nacimos como miembros de su familia; y mediante su poder fueron creados la tierra y todas las cosas que en ella hay. Y Dios ha llevado a cabo su obra perfectamente.
La obra grandiosa de Cristo fue la redención. A través de su sacrificio expiatorio todos los hombres resucitan en inmortalidad, mientras que aquellos que creen y obedecen toda la ley del evangelio íntegro, son levantados en vida eterna. Y Cristo ha llevado a cabo su obra perfectamente.
La obra grandiosa del hombre es creer en el evangelio, guardar los mandamientos y crear y perfeccionar una unidad familiar eterna. Y los Santos de los Últimos Dí as están tratando de llevar a cabo su obra t an perfectamente como sea posible.
Se deduce que todo lo que tenemos en la Iglesia se centra alrededor del matrimonio celestial, y que la salvación es un asunto de familia. Desde el momento en que entramos a esta vida terrenal, hasta el tiempo en que contraemos matrimonio en el templo, todo lo que tenemos que hacer en el sistema del evangelio es prepararnos y habilitarnos para entrar a ese sagrado orden de matrimonio que nos hace marido y mujer en esta vida y en el mundo venidero.
Entonces, desde el momento en que somos sellados por el poder y autoridad del santo sacerdocio—el poder para a t ar en la tierra y sellar eternamente en los cielos—desde ese momento todo lo que se relaciona con la religión revelada está designado para ayudarnos a guardar los requisitos y condiciones de nuestro convenio matrimonial, a fin de que éste tenga eficacia, virtud y fuerza en la vida
venidera. Por tanto, el matrimonio celestial es la ordenanza sublime del evangelio; la ordenanza sublime de la casa del Señor; es por eso que la unidad familiar es la organización más importante, tanto en el tiempo como en la eternidad. Por eso debemos tener más interés y preocupación por nuestras familias que
por cualquier otra cosa en la vida.
Cada decisión importante deberá hacerse tomando en cuenta el efecto que surtirá en la unidad familiar. Nuestro cortejo, educación y amigos; nuestro trabajo, pasatiempos y lugar de residencia; nuestra vida social, las organizaciones a las que pertenecemos y el servicio que rendimos a la humanidad; y por sobre todo, nuestra obediencia o la carencia de ella a las normas de verdad reveladas—todas estas cosas deberán decidirse tomando en cuenta el efecto que tendrán en la unidad familiar.
No hay nada t an importante en este mundo como la creación y perfección de las unidades familiares similares a las que se observan en el Evangelio de Jesucristo.
Y así, cuando el Señor habla a los maridos, dice: "Amarás a tu esposa con todo tu corazón, y te allegarás a ella, y a ninguna otra" (Doc. y Con. 42:22). Cuando las esposas escuchan su voz, les impone una obligación similar en referencia a sus esposos. A les manda: "Ni cometerás adulterio, ni harás ninguna cosa semejante" (Véase Doc. y Con. 59:6).
Cuando les habla a los padres, los instruye a que críen a sus hijos en luz y verdad, que les enseñen el evangelio y les pongan ejemplos de buena conducta. Cuando les habla a los hijos, sus decretos son:
"Obedeced en el Señor a vuestros padres" (Efesios 6:1) , y "Honra a tu padre y a tu madre" (Éxodo 20:12).
Cuando se dirige a las familias, su consejo es: "Amaos, sosteneos y apoyaos el uno al otro;
Tratad de perfeccionar las vidas de cada uno de vuestros miembros; fortaleced a los débiles; reclamad a vuestros familiares errantes y regocijaos en fortaleza espiritual renovada; Buscad a vuestros parientes que aún no han recibido el evangelio e invitadlos a venir a Cristo y participar de su misericordia; y
Socorred a vuestros parientes muertos en el mundo de los espíritus y permitidles participar de las bendiciones del evangelio mediante las ordenanzas del templo."
Se ha escrito que ni el varón sin la mujer ni la mujer sin el varón en el Señor. En la familia perfeccionada de la Iglesia también podría decirse que ni los padres sin los hijos ni los hijos sin los padres en la clase de familia del Señor.
El verdadero evangelio se centra en la familia. La salvación plena consiste en la continuación de la unidad familiar en la gloria celestial. Aquellos para quienes continúa la unidad familiar tienen vida eterna; aquellos para los que no continúa no tienen vida eterna, porque el cielo mismo es t an sólo el lanzamiento de una familia Santo de los Últimos Días hacia la eternidad. Ese poder mediante el cual se adquiere la salvación es tan grandioso que puede hacer de la tierra un cielo, y del hombre, un dios. El concepto más noble que puede penetrar el corazón de un hombre es que la unidad familiar continúa en la eternidad, y que la Salvación es un asunto de familia.
En el nombre de Jesucristo. Amén
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